La muerte en Londres III

by parapo

(escrito durante los disturbios)

Hace unos meses, cuando volvía de trabajar, sobre las seis de la mañana, me encontré toda la parada de metro y alrededores de Mile end tomados por la policía. En una muestra más de su exceso de celo, habían paralizado toda una vía neurálgica de la ciudad, con varias líneas de autobuses 24 horas. El motivo no parecía tan decisivo: un hombre había sido asesinado a puñaladas en la discoteca de la esquina.

A partir de este hecho, la esquina concreta se llenó de panfletos y carteles de la policía en los que se pedía ayuda ciudadana para resolver el crimen. Este hecho ya ha sido explicado en El samurai entrópico.

La semana pasada, un hombre, en un intento por cobrarse su propia justicia, resultó muerto en un tiroteo con la policía. Este hombre resultó ser el primo del hombre apuñalado en Mile end. A partir de ahí, el fuego.

Mientras escribo, el norte de Londres arde. Aquí, en medio de este polvorín silencioso, entiende uno los sucesos en Marsella y Paris y las masivas quemas de coches. Estas ciudades multiculturales, subdivididas en guettos irremediables, con sus perfectas fronteras entre clases, no necesitan demasiados estímulos para estallar en guerra. El precario equilibrio entre la periferia empobrecida y superpoblada y un centro millonario y militarizado de cámaras y policías depende de un soterrado acuerdo feudal disfrazado de bien común, y solo necesita que parte de la masa sea testigo de una de sus crueles anomalías para quebrarse.