Archive for febrero 2009

guía paras

JapanCentre

artilugios y comida japonesa. media hora antes del cierre rebajan el sushi a la mitad.

leve deseo de ser violada

Antígona: ¿Quieres hacer más que matarme, habiéndome prendido?
Creonte: Nada más. Teniendo tu vida, tengo todo lo que quiero.

de Antigona, de sófocles

Pocos de estos niños magníficos, saludables y a veces muy guapos, madurarán. La mayoría -doy mi desgarradora opinión- se limitarán a envejecer.
Hapworth, 16, 1924, de j.d.salinger

hoy, por tercera vez en mi vida, he impactado el codo sobre una cabeza al bajar el brazo con el con el que me agarraba al sujetamanos de un medio de transporte público. la primera vez, recuerdo vivamente, estuve a punto de matar a una anciana terrone en milán. fue un golpe brutal, seco, que me produjo un dolor en el brazo del que me estuve lamentando varios días. mi leyenda negra habla de premeditación, de consciencia. quiero aprovechar estas líneas para negar tajantemente tal calumnia. 

el 22 de diciembre de 1849, en la fortaleza petropávlovsk, fédor dostoievski escucha su sentencia de muerte frente al pelotón de fusilamiento. la tradicional venda en los ojos sirve esta vez para evitar que descubra la farsa de la que está siendo protagonista. en el último momento, es indultado y enviado a siberia para cumplir cuatro años de trabajos forzados. desde siberia, escribe a su hermano:

hoy he permanecido tres cuartos de hora cara a la muerte, me he compenetrado con semejante idea, he vivido los últimos instantes. y vuelvo a vivir... hermano, no he decaído ni he perdido el ánimo. esperar, rodeado de personas, y sentirse una persona más junto a ellas y seguir siéndolo siempre, sin decaer nunca, cualesquiera que sean las desgracias que se abatan sobre uno, es en lo que consiste la vida y es el objetivo de la misma. 

y veinte años, después, en El idiota:

... prefiero hablarles de otro hombre a quien he conocido el año último. En su caso hay una circunstancia rara, en el sentido de que pocas veces se produce. Este hombre había sido conducido al cadalso y se le había leído la sentencia que le condenaba a ser fusilado por un crimen político. Veinte minutos después llegó el indulto. Pero entre la lectura de la sentencia de muerte y la noticia de que le había sido conmutada la pena por la inferior, pasaron veinte minutos, o, al menos, un cuarto de hora durante el cual aquel desgraciado vivió en la convicción de que iba a morir al cabo de unos instantes. Yo deseaba saber cuáles habían sido sus impresiones y le pregunté sobre ellas. Lo recordaba todo con extraordinaria claridad y decía que nada de lo sucedido en aquellos minutos se borraría jamás de su memoria. Y  pensaba: «¡Si no muriese! ¡Si me perdonaran la vida! ¡Qué eternidad! ¡Y toda mía! Entonces cada minuto sería para mí como una existencia entera, no perdería uno sólo y vigilaría cada instante para no malgastarlo»... 

tarde o temprano tenía que suceder: despidieron a Z.

trabajaba desde el 93 en la oficina de turismo, y aún conservaba costumbres de su época de payaso en el circo ruso: su aficion a los malabares, que ejecutaba con material de oficina; su costumbre de dar consejos a los turistas en forma de trabalenguas; sus desproporcionadas reacciones. aún recuerdo aquellas inconsolables lágrimas cuando, una vez, un alemán le confesó que había perdido el pasaporte, o en otra ocasión, con esa hermosa chica italiana que años después reconocimos en la sección de sucesos de Il Corriere della Sera: su risa, su demencial risa, cuando ella, por pura cortesía, señaló lo bonita que le parecía aquella corbata gigante que llevaba colgada del cuello.

guardo con cariño y horror el inútil mapa de metro que una vez me regaló.


¿existe un oficio más banal y enervante que el de director de orquesta? tal vez no. en esta ocasión, incluso los músicos abandonan al director daniel barenboim, hastiados por su insensato comportamiento.

Regresa, regresa, mi querido amigo, mi único amigo, regresa. Te juro que seré bueno. Si me he mostrado desagradable contigo, fue tan sólo una broma; me cegué, y me arrepiento de ello más de lo que puedes imaginar. Vuelve, porque cuando regreses todo estará totalmente olvidado. ¡Qué desgracia que hayas tomado en serio esta broma!

de Carta a Paul Verlaine, Londres, julio de 1873, por arthur rimbaud

una de las metáforas periodísticas más extrañas de los últimos años proviene de japón, a través de la página de pasatiempos de los diarios. al parecer, el ministro español de economía hace sudokus con las cuentas públicas. 

"rodrigo, la hermosura de las ruinas que me cantas no está en el siempre odioso recuerdo de un imperio, sino en el gozo de ver reflorecido, sobre el cadáver de la bestia misma, el amarillo jaramago"

de un anónimo amigo de rodrigo caro, en respuesta a su poema Canto a las ruinas de itálica