Zine IV: grupo

by parapo

En el capítulo anterior hice mención a la "anulación de la duda". Es un tema que merece cierto comentario ya que, de hecho, constituye el primer punto de inflexión en la creación del grupo.

El zine es realista hasta cierto punto, y solo durante su fase central. Se desata el apocalipsis y la sociedad se retrotrae sin remedio a un estadio animal de lucha por la supervivencia. Las pocas normas sociales que pudieran seguir vigentes van siendo una a una desechadas. Pero existe un momento crucial que separa ambos mundos, el del confiado ciudadano y el terrible guerrero. Lo que Elias Canetti denominó “descarga” en su estudio sobre la masa podría ser llamado aquí “ruptura”. Ambos conceptos, similares en esencia, comparten el rasgo del alivio que se siente ante un concepto absoluto, sin lugar para la duda.

Una visión realista del hecho resultaría poco sugestiva. Incluso con la muerte a nuestras puertas, incluso dando por bueno que nuestra sociedad haya caído en cuestión de horas, el hombre moderno trataría por todos los medios de mantener su status civilizado, negando el desastre si fuera necesario. Huir de casa y de la ciudad, matar a tu vecino zombificado, clásicos del género, serían impensables en nuestra escala de valores. El apocalipsis se extiende en pocas horas, y la situación, de súbito, se vuelve desesperada. Esa desesperación forzada e irreal da pie a la ruptura y a la anulación de la duda. De repente, matar es la única solución. Matar, huir, robar y unirse a un grupo de desconocidos. Todo está claro y no hay vuelta atrás, y matarás a tu hijo si es necesario. La desesperación es completa, la ruptura con la civilización total: situaciones extremas que requieren de medidas extremas. Pero… ¿es en realidad ésta una situación tan extrema? ¿Existe, aún, lugar para la duda? Este punto debe quedar completamente claro: la situación es a vida o muerte, sin matices. La anulación de la duda, la ruptura en sí y el pistoletazo de salida para la creación del grupo pueden ser perfectamente acotadas: se producen con la primera muerte. No es casual que toda película de zombies comience con una. Más tarde veremos que esta primera ruptura necesitará refuerzos.

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Contrario a lo que pudiera parecer, el espacio donde se forma el grupo no tiene demasiada importancia en su devenir. El ejercicio más logrado de caracterización del espacio como protagonista podría ser Dead set (Brooker, 2008), que juega con la ventaja de elegir un lugar artificial como es la casa del Big Brother inglés. Como norma general, el zine relata una huida, y el lugar se presenta necesariamente cambiante.

Existe otra manera de convertir el espacio en protagonista: dándole capacidad para generar grupos temáticos. En el caso de Dead set se añade al hecho puramente espacial (la casa de Gran Hermano) un tipo de persona que ese espacio atrae: un perfil infantiloide, egoísta, clásico dentro de ese programa televisivo. Una comisaría, un parque de bomberos, una cárcel, generarán grupos de policías, bomberos o asesinos… el espacio, siendo importante, no centrará tanto la atención como sus moradores, clichés con cualidades muy definidas. Estas tematizaciones son poco habituales, y ni siquiera precisan del lugar como excusa.